viernes, 2 de mayo de 2014

La fe la pones tú



Tú decides qué creer, sobre qué pared de humo recostarte buscando apoyo, es algo voluntario, la fe la pones tú.

La esperanza es un acto reflejo, para que cuando excedas la carga sobre ese muro no caigas de golpe al vacío si éste se esfuma de repente.
Cuando uno titubea en la cuerda floja, la esperanza es la red que impide que se descalabren sus convicciones más tenaces.

Sin embargo la esperanza suele ofrecerse únicamente como la agonía de tus accidentados principios, porque el impacto termina por ser ineludible.
Los aires de la vida terminan soplándote tu castillo de naipes en la cara.

Y al final sólo das cobijo a la esperanza de algún día volver a tener fe. 



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